El art déco en Moissac

Cerca del Hôtel du Moulin y del monumento a los caídos, obra del escultor Abbal, este lugar estaba dedicado a las curas uvales, muy de moda en los años 30. Su forma de rotonda con lados cortados y su estructura metálica revelan plenamente la arquitectura art déco. Los frescos que rodean las aberturas recuerdan a los del Hall de París, y los techos pintados por Domergue-Lagarde, en tonos atrevidos, celebran la excelencia de la uva Chasselas.

Es uno de los cuatro barrios devastados por las inundaciones de 1930. Estaba organizado alrededor de la plaza Sainte-Blanche, antiguamente un mercado de ganado. Dos casas son especialmente notables: una de color blanco brillante, con aberturas que dibujan diferentes formas y decoraciones en hierro forjado, características del art déco. La otra presenta diversos motivos, como arabescos y rosas blancas sobre fondo rojo.

Obsérvense las esquinas biseladas o redondeadas de las casas y los frontones que sobresalen de las fachadas.

Lujosas villas bordean el puerto deportivo, abiertas al sol, en las que los arquitectos juegan con variaciones geométricas, tanto en la estructura general como en los detalles decorativos. El silo de grano de 20 metros de altura estaba relacionado con la navegación mercante en el canal. Su uso disminuyó considerablemente cuando esta se fue abandonando poco a poco, debido a la competencia del desarrollo del ferrocarril en el suroeste de Francia. Hoy en día se utiliza como silo secundario de la cooperativa agrícola Qualisol, con sede en Castelsarrasin.

Aquí, la calle forma un eje simétrico entre las casas. Con esta denominación anónima de «salvadores», Moissac honra y rinde homenaje a todos aquellos que, arriesgando sus vidas, sacaron a varias personas de las aguas crecidas. Otros nombres de calles también evocan esta catástrofe: calle de la Solidaridad, de la Inundación, de los Donantes...

Construido íntegramente en la década de 1930 gracias a donaciones de Marruecos, este barrio está compuesto por elegantes casas con forma de chalés suburbanos, rodeadas de jardines privados e inspiradas en las villas del norte de África, con escaleras, logias y grandes ventanales. El ladrillo queda relegado a los elementos decorativos. Destaca especialmente la delicadeza de los elementos de hierro forjado (barandillas, portones, etc.).

Cerca del Hôtel du Moulin y del monumento a los caídos, obra del escultor Abbal, este lugar estaba dedicado a las curas uvales, muy de moda en los años 30. Su forma de rotonda con paneles cortados y su estructura metálica revelan plenamente la arquitectura art déco. Los frescos que rodean las aberturas recuerdan a los del Hall de París, y los techos pintados por Domergue-Lagarde, en tonos atrevidos, celebran la excelencia de la uva Chasselas.