Pazo de Pías

La vida en el interior de este pazo a lo largo de casi cinco siglos debió dar para varias novelas, pues el edificio pasó por numerosos y dispares propietarios y vicisitudes. Por eso, se conoce también como la Casa de Arias o Pazo de las damas apostólicas, congregación que recibió en donación la propiedad, entregada por Ramona Diéguez Cervela. Aunque la fachada es sobresaliente, lo que es verdaderamente excepcional es el hórreo de seis pies y dos alturas, de gran sobriedad (carece de algunos elementos ornamentales propios y del clásico 'tornarratos', una piedra circular que sobresale de cada columna para evitar roedores) pero de tamaño descomunal.

La mayor de las modificaciones arquitectónicas tuvo lugar tras un incendio en 1665 en un conflicto bélico con Portugal. La fachada principal se mantiene intacta, así como algún elemento del interior. Por su hermosura se intuye el perfeccionismo que debió reinar en la obra original. Está muy recreada, con molduras en el contorno de la puerta principal y columnas y pilastras de estilo dórico, acompañada de frisos en medio relieve.