Los Peregrinos, caminantes y senderistas se emocionan ante la inmensidad del océano cuando realizan el antiguo Camino Costero de Santiago y de Santo André, antes de bordear el Cabo Prior hasta San Cristovo das Serpes y sus áreas del Paraíso, salvando los Montes de A Lagoa y Vilarquinte, O Val, Terra de Trasancos y entre los más altos acantilados de Europa.
Cada piedra de este camino tiene un nombre propio, guarda una historia o un secreto. Aquí, la marcha a pie tiene su recompensa en la intimidad de las pequeñas calas escondidas en los huecos de los acantilados: las escondidas playas de Lopesa, Hortiña, y de O Casal.
La cala de la Hortiña tiene mucho encanto por conservar indemne su integridad del litoral y tres islotes percebeiros de grande calidad e importancia económica.
Aunque de muy difícil acceso, hoy reservado solo a los expertos percebeiros, resulta complicado hasta para los más aventureros. Disfrutamos de la impresionante panorámica del acantilado, refugio de las colonias de aves marinas y adornado por el clavel marino, orquídeas y flores salvajes.