Los petroglifos de Pozo Garrido están situados en Reibón, en la parroquia de Santa María de Meira, en una alargada roca a ras de suelo, cerca del pozo del cual recibe el nombre. En ellos observamos la representación figurativo-simbólica de tres animales que por su aspecto podríamos identificar con ovicápridos o bovinos así como numerosas cazoletas, sueltas o enlazadas por una serie de trazos, y cruces.
Los grabados de animales son los más habituales en el arte rupestre gallego después de cazoletas y combinaciones circulares, especialmente caballos y ciervos, y podría tener alguna connotación religiosa o supersticiosa como la búsqueda de buena suerte en la caza. La representación animal puede ser estática o dinámica, buscando un mayor naturalismo, destacando en algunos grabados las escenas de caza o monta por parte del ser humano. No obstante y a pesar de la abundancia de figuras animales en Galicia, Pozo Garrido es uno de los pocos ejemplos donde estos aparecen representados en la Península del Morrazo.