En este mural del 2018 de grandes dimensiones, se percibe una sensación de lucha entre polos opuestos, donde, de un retrato oscuro pero al tiempo sereno y reflexivo, brotan miedos, fobias y otros monstruos con las formas de la antigua cultura clásica. Grifos, quimeras y extrañas criaturas afloran del pecho recordándonos donde tenemos las luces, las sombras, y los medios tonos que necesitamos para encontrar el equilibrio en el camino vital.
El trabajo de la gallega Lula Goce tiende a ahondar en lo íntimo partiendo de lo público. Son aparentes acciones solitarias entroncadas con inquietantes naturalezas vivas, expuestas a la mirada de transeúntes y curiosos. Lo humano y lo vegetal se unen formando uno todo. Ver web de la artista...