Una simbiosis ocurre cuando dos o más organismos de especies diferentes viven juntos en una asociación íntima, estrecha y persistente en el tiempo, que, al menos, implica beneficios para una de esas especies.
Los líquenes son asociaciones simbióticas entre hongos y algas o cianobacterias que representan un estilo de vida muy antiguo, surgido hace más de 190 millones de años.
¡Ahora ya sabes que las algas o las cianobacterias no viven únicamente en medios acuáticos!.
Con la ayuda de los hongos, que tienen gran capacidad de acumular humedad, los líquenes se encuentran protegidos frente a la desecación y la radiación solar. De manera complementaria, las algas o cianobacterias aportan su capacidad de realizar la fotosíntesis, y de esta manera producir su propio alimento, al hongo. Estas características de hongos y algas o cianobacterias fotosintéticas asociadas en un único organismo simbionte, convierten a los líquenes en organismos muy peculiares excepcionalmente resistentes a las condiciones ambientales adversas y capaces, por tanto, de colonizar muy diversos ecosistemas.
Para mantener esta relación íntima los hongos penetran dentro de las células de las algas mediante unos órganos denominados haustorios. A través de ellos toman nutrientes sintetizados por el alga durante la fotosíntesis. De esta manera, estos organismos pueden colonizar ecosistemas con condiciones difíciles para la vida como las superficies de las rocas o los troncos de muchos árboles.
¡Si miras con atención en este sendero, verás cómo está forma de vida basada en la colaboración recíproca entre dos especies de organismos es mucho más frecuente de lo que podías pensar inicialmente!