
El loco sueño de conectar el océano Atlántico y el mar Mediterráneo mediante un canal se remonta a tiempos inmemoriales y se hizo realidad en 1856.
Castelsarrasin cuenta con una dársena, puesta en servicio en 1846. Desgraciadamente, en pocas décadas, la competencia del ferrocarril arruinó la vocación económica del canal durante más de un siglo.
El desarrollo del turismo fluvial en los años 80 y 90 dio un nuevo impulso al canal, lo que obligó a las autoridades públicas a invertir en la rehabilitación y la valorización de las vías navegables. El resultado de estos esfuerzos fue la clasificación del Canal del Midi como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1996 y todas las repercusiones que ello supuso en términos de imagen.
Castelsarrasin, consciente del potencial económico y turístico que representa esta etapa del canal, se sumó a la iniciativa y construyó un puerto deportivo en 1998, dotado de una capitanía.