Bistrot de Pays Bistrot de l'Hoste

En Domazan, famosa por la calidad de sus viñedos, venga a degustar la cocina del Bistrot de l'Hoste: local, fresca y totalmente casera, con un toque italiano.
Quiénes somos
En la región francesa de Gard, hay una pequeña zona que casi parece la Toscana, con viñedos hasta donde alcanza la vista. Bienvenido a Domazan, un encantador pueblo de 930 habitantes situado entre Nîmes (30 km) y Aviñón (20 km). Aquí hay nada menos que 21 bodegas privadas. El pueblo posee la prestigiosa denominación Côtes du Rhône y la AOC Signargues. Por si fuera poco, el Puente del Gard, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, está a tiro de piedra.

El Bistrot de l'Hoste es ante todo un negocio familiar. Pascale, originaria de Villeneuve-lès-Avignon, se instaló en Domazan hace tres décadas. Su pasión por la cocina le fue transmitida desde muy pequeña por sus abuelas italianas, que le enseñaron los secretos de los sabores auténticos y los platos tradicionales, así como por toda una familia de restauradores y entusiastas de la excelente gastronomía. El nombre del Bistrot de l'Hoste es un cariñoso homenaje a su madre, que regentaba una casa de huéspedes. En otras palabras, compartir forma parte del ADN de Pascale. Hoy en día, el café-restaurante se ha convertido en un auténtico punto de encuentro para los habitantes del pueblo. Los viticultores se reúnen aquí al amanecer para compartir un café, mientras que el mostrador se llena poco a poco de obreros de la construcción, veteranos y viajeros de paso. Es un lugar para charlar, reír, ponerse al día de los cotilleos y, sobre todo, disfrutar de una buena comida y compartir buenos momentos juntos. Pascale ha transmitido su pasión a su hijo Thomas, que creció en Domazan. Tras una larga experiencia en el extranjero y en prestigiosos establecimientos franceses, ha vuelto a sus raíces con su compañera Anastasia, que le ofrece una cálida acogida. Detrás del mostrador, convierte el bistró en un espacio vivo, donde crea cócteles originales: el refrescante "Italicus sour" -con un toque de bergamota italiana-, el exótico "Caïpirinha", la espumosa creación de la casa, su "Cocktail bistrot" -albahaca, zumo de limón, coulis casero de frambuesa, Vodka, Perrier- o el más delicioso, el "Expresso Martini" -Vodka, Kahlua, licor de café, Baileys, café-. Tras el piano, deleita las papilas gustativas.

Al igual que el ambiente, la cocina es familiar, generosa y totalmente casera, con verduras frescas de temporada. De innegable influencia italiana, sana y sabrosa. El plato del día cambia a diario, mientras que la carta se renueva cada mes. Entre las especialidades, recomendamos el atún semicocido en salsa virgen, con tomates y aceite de oliva local, acompañado de tirabeques, guisantes y zanahorias. También puede probar el tierno y sabroso onglet de boeuf, o la auténtica ensalada César preparada según las reglas del arte, con pollo empanado casero que hará las delicias de los aficionados a las recetas auténticas. Los ravioles de la Mère Maury de Romans, rellenos de trufas blancas de verano o de albahaca, son una pura delicia. Los gourmets no se quedarán atrás con los postres: fresas en una elegante pavlova o simplemente con nata montada casera, helados tradicionales de Ardèche... La especialidad del bistró: el helado de lavanda, con piñones y miel de lavanda y una ligera nata montada (no hace falta que le diga que es casero, ¿verdad?).

El bistró no tiene una, sino dos terrazas a la sombra. La primera, frente al restaurante, es típicamente provenzal, con su bonita fuente a la sombra de los plátanos. Frente al ayuntamiento, se siente el alma del pueblo escuchando el suave murmullo del agua... La dolce vita está a la vuelta de la esquina. La segunda es en el encantador patio. Aquí podrá disfrutar de una copa de vino en paz y tranquilidad, o saborear una comida mientras se empapa del ambiente italiano que emana de las paredes ocres. El interior ha sido completamente renovado, con magníficas molduras, iluminación propia y una creación única: una pared de 3.000 corchos de Thomas, que se encuentra detrás de la barra. La familia ha sabido conservar y rejuvenecer el mostrador de 200 años de antigüedad, recordando el encanto de los bistrós de antaño.

El pequeño extra: veladas de conciertos una vez al mes. Si usted también es aficionado al karaoke y le gusta cantar, hay una velada especial para usted una vez al mes. El primer domingo de cada mes se sirve un delicioso brunch de 11:00 a 16:00.

Una dirección que no olvidará, tanto por la calidad de su comida como por la generosidad de su acogida.