LOS PAZOS

El pazo, del latín “paladium”, era la vivienda grande de una familia hidalga y situado en el rural. El origen de este tipo de vivienda está en el cambio de vida de la nobleza al inicio de la Edad Moderna al haber más estabilidad y control social, pudiendo abandonar las fortalezas. Su esplendor está en la época Barroca.

En su tipología están presentes influencias diversas, desde la arquitectura defensiva y palaciega medieval, a la arquitectura de las villas y del campo de los romanos, pasando por la de las villas renacentistas y quintas portuguesas. Son elementos de los pazos las torres con almenas o los muros terminados en merlones. La torre tiene ahora la función de vigilancia sobre las tierras y de elemento que lo identifica desde lejos. Algunos pazos están levantados donde anteriormente hubo una fortaleza medieval.

El pazo tiene una relación con la tierra que lo rodea. No era sólo una residencia, era una explotación agraria. Siempre está rodeado de tierras y hay una relación con los habitantes del territorio. Estos dependen del pazo, trabajan sus tierras y pagan aquí sus rentas. La finca pegada al pazo está rodeada de un alto muro. Dentro de ella acostumbra haber una capilla, un gran hórreo para guardar el maíz, un palomar y otras dependencias relacionadas con la actividad agraria. En la zona inmediata a la vivienda hay un jardín con variedad de plantas. Otros elementos presentes nos pazos son los escudos, las grandes chimeneas o las escaleras exteriores.