
Con la palabra latina inventio se denomina el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago en Arcis Marmoricis, en la primitiva diócesis de Iria Flavia, en época del Obispo Teodomiro. Ello supuso el inicio del culto jacobeo en el Norte de la Península Ibérica.
La Historia Compostelana, escrita en época del Arzobispo Gelmírez, narra el suceso de la siguiente manera: “Varones de gran autoridad (…) refirieron cómo habían visto muchas veces de noche ardientes luminarias en el bosque (…) y también que un ángel se había aparecido allí frecuentes veces (…), fue él mismo al lugar y vio por sus propios ojos las luminarias (…), entróse aceleradamente en el mencionado bosquecillo y (…) halló, en medio de malezas y arbustos, una casita que contenía en su interior una tumba marmórea (…), pasó (…) a verse con el Rey Alfonso el Casto (…) y le notificó exactamente el suceso (…), el Rey vino (…) y, restaurando la iglesia en honor de tan gran Apóstol, cambió el lugar de la residencia del Obispo de Iria por este que llaman Compostela”.