Contaban los viejos del lugar que en Os Padrós “un home se meteu nunha das tumbas que aí había, con forma de persoa, e despois cáseque non da saído”; una anécdota tan real como sus protagonistas que inocentemente nos habla de la existencia de enterramientos similares a los de San Vitor. Se cuenta que estos fueron destruídos cuando se extrajo piedra para la construcción de panteones en el cementerio de San Lourenzo.
Encontramos unos elevados y apuntados afloramientos graníticos, de ahí el topónimo (“pedrolo” o “padrón”). Rodeando los pedrolos tanto por su parte alta como por la baja se divisa por primera vez la elevada roca del San Vitor.
Las vistas hacia San Lourenzo y la ladera de San Miguel no son menos hermosas, dominando la unión del río Mao con el Sil. Se dice que en San Miguel, entre las actuales viñas, existía una antigua aldea, con capilla y sarcófagos “iguais caos do San Vitor". Las ruínas aun son visibles hoy y las referencias orales las sitúan en el mismo entorno del Mao.
Las sepulturas de Os Padrós se situaban en su parte alta, al pie del camino actual. En los trabajos arqueológicos realizados en 2012 se contastó la existencia de cortes de cantería tradicional, confirmando las historias que hablan de la destrucción de los sarcófagos. Que este aprovechamiento de la piedra no se extendiera al San Vitor se debe a la pésima calidad de su afloramiento granito, lo que sirvió, paradójicamente, para que se conservasen hasta hoy.