Salvo contadísimas excepciones, el poder inmobiliario gallego (y, por lo tanto en aquella época, el poder a secas, pues no había otras maneras de ostentación y sometimiento) en el Bajo Medievo estaba repartido entre la religión y el ejército. Este es el caso del pazo de Urzáiz-Cadaval, inicialmente construido por el noble militar Vasco Gómez de Cadaval en el siglo XIV.
El estado de conservación es formidable para una propiedad de casi 700 años, con algunas pocas modificaciones en los últimos siglos como la escalinata para la fachada posterior, obra del conocido arquitecto vigués Jenaro de la Fuente. La estructura del edificio principal es de dos grandes cuerpos sobre los que llama la atención una torre almenada a la que se puede subir por unas escaleras exteriores. Como es norma en estos pazos, el conjunto se completa con un gran hórreo y unos imponentes portalones de entrada, con arcos de medio punto y con los escudos de armas de las dos familias que conformaron la saga actual: Cadaval y Urzáiz.