Hay tanta historia escondida entre las piedras edificadas del Val Miñor, y especialmente en el milenario Nigrán de interior, que la capilla de San Campio, que tiene doscientos años, parece una modernidad. Construida a principios del siglo XIX, es de estilo neoclásico y tiene una estructura de tres cuerpos.
La sencillez arquitectónica, propia del rural y del campo de la época, contrasta con la fachada sur en la que hay un gran mural de azulejo que retrata a San Campio en el puente de A Ramallosa. Tanto la capilla como el inevitable cruceiro que acompaña el conjunto fueron trasladados en dos ocasiones a lo largo de su historia para dejar espacio a sus respectivas obras civiles estratégicas para la comarca: una carretera y el tendido para el tranvía. El cruceiro es uno de los más imponentes de toda la comarca miñorana, con un ornamento excepcional en el fuste.