Último panel informativo del sendero del río Muiños. Aquí, junto a este molino fluvial en proceso de rehabilitación, comienza la parte más aislada y natural de la ruta, alejada de carreteras y viviendas, a excepción de numerosos campos de cultivo dedicados al maíz. Este cereal es muy cultivado en el rural gallego para autoconsumo, como alimento para los animales de la granja o para hacer harina en el ámbito casero, fuera de los grandes circuitos comerciales. En otros tiempos, eran precisamente estos molinos fluviales los que convertían los granos de maíz de cada pueblo en harina con la que hacer pan y empanadas.
En Galicia nunca se llegaron a asentar otros tipos de molinos como los de viento, propios de la Meseta, por la inmensa fuerza hidráulica que ofrece la naturaleza gallega, 24 horas al día, a través de miles de ríos. A lo largo del camino, lleno de curvas que imitan las formas de los meandros, encontrarás bancos de madera integrados en el paisaje en los que podrás hacer un descanso antes de llegar al riachuelo de Nespereira.