Les rochers de Saint-Julien

Saint-Julien, soldado romano convertido al cristianismo en el siglo IV y martirizado por el emperador Diocleciano, encontró refugio en el bosque de Drouilles, antes de ser decapitado cerca de Brioude, en el Alto Loira. En torno a él han surgido numerosas creencias.
Según la leyenda local, cada grieta de este caos granítico evoca imágenes de objetos. Por ejemplo, es posible reconocer la cama, el asiento y la mesa de Saint-Julien. Asimismo, se cree que una de las cúpulas, regularmente llena de agua, es el lugar donde se posó la pata del caballo de Saint-Julien, haciendo brotar el agua. Con el tiempo, esta depresión pasó a llamarse fuente de Saint-Julien. Esta fuente, cuyas aguas se dice que nunca se secan, fue destinataria de numerosas donaciones de monedas para atraer la lluvia, el buen tiempo o la protección de las cosechas.