Los huertos de Cercier

El valle de Usses, y en particular el municipio de Cercier, es una zona frutícola tradicional desde hace mucho tiempo, tal vez varios siglos, gracias a su exposición, la calidad de su suelo y su altitud.
Los árboles de todas las especies eran plantados en campos y prados por agricultores preocupados por el abastecimiento familiar de fruta y subproductos (sidra, aguardiente). Estos árboles procedían principalmente de árboles silvestres que crecían espontáneamente, preferentemente en los depósitos aluviales del río Usses. Una vez colocados estos jóvenes brotes en su posición definitiva, se injertaban en variedades locales que habían demostrado sus óptimas cualidades gustativas y de conservación. Estas variedades eran específicas de cada ladera, de cada valle, manzanas y peras para las navajas o sidra para las frutas de pepita. Estos cultivos eran secundarios a los caprichos del clima. No existía la protección fitosanitaria.
En la década de 1935, algunos agricultores, conscientes del valor comercial de la producción frutícola, injertaron parte de sus huertos con variedades mejor adaptadas a la demanda de los compradores y empezaron a combatir los insectos y las enfermedades. Como resultado, el aspecto de la fruta ha mejorado. Se han podido vender en mercados distintos de los locales. Esta producción fue sin duda apreciada, ya que la demanda se aceleró, lo que provocó el interés de los productores por una arboricultura especializada e intensiva entre 1945 y 1950. En nuestra región aparecieron nuevos portainjertos cultivados en viveros y nuevas variedades comerciales.
Habiendo observado que estos cultivos ya se realizaban cerca de nosotros, sobre todo en Suiza, varios jóvenes agricultores invirtieron en estos nuevos cultivos. Los resultados son alentadores.
Cercier produce unas 2.500 toneladas de fruta, que se vende bajo la marca Label Savoie si cumple unas normas muy estrictas (índice Thioux).
En la actualidad, las plantaciones abarcan entre 90 y 95 hectáreas trabajadas por una docena de arboricultores, entre ellos uno que comercializa fruta ecológica. La recolección comienza la última semana de agosto (para las peras William) y dura hasta el 20 de octubre.