Los “Socalcos da Insua”, muros de piedra que sirven para contener las tierras de cultivo en los terrenos de gran pendiente, forman parte del patrimonio natural de Fisterra.
¿Ves el Cabo da Nave? Pues detrás de él, en la punta del Castelo, está el castro costero más mágico, Castromiñán. ¡Parece increíble que hubiese un asentamiento en este acantilado!
Los castros son construcciones de la Edad de Hierro y los de nuestra costa son posteriores al s. VI a. C. Castromiñán se esconde en la naturaleza en un alto entre acantilados, un lugar inhóspito. Pero el emplazamiento no es casual, pues sus habitantes sabían que no necesitaban más defensa en un lugar rodeado de precipicios y en el que no podían ser vistos. Para quedar sin palabras también son los manantiales que hay en esta fortaleza. Uno de ellos nace a los pies de la muralla y desciende hasta el mar, formando un sorprendente foso natural.
Siguiendo la línea de costa hacia el norte están punta Arnela, y la playa del mismo nombre, punta de As Pardas y la playa de Rostro. Esta es la ruta que siguen los peregrinos que hacen el Camino Fisterra-Muxía o viceversa antes de entrar en territorio del municipio de Muxía.