Los barcos de madera hacen agua constantemente. La madera se trata y se protege pero no se impermeabiliza del todo. Esto hace que siempre se produzcan filtraciones a través de la madera. El agua que se filtra al interior del barco se acumula en la parte más baja del buque: la sentina (cavidad expresamente construida para esto, que está en la confluencia entre la quilla y las cuadernas a lo largo de la quilla), y se tiene que extraer con las bombas de achique.
El Santa Eulàlia aún lleva instaladas dos bombas de achique antiguas, que se accionan manualmente. Vacían la sentina de la parte de la bodega y la de la parte de popa.
Por cuestiones de seguridad, comodidad y de normativa, el barco va equipado con bombas modernas eléctricas, que se ponen en funcionamiento automáticamente, pero se ha querido conservar también las bombas tradicionales manuales.