La bitácora

En navegación, el uso de referencias para saber donde nos encontramos y cual es el rumbo que hay que tomar, es fundamental; en navegación costera, los elementos geográficos se convierten en las referencias, cuando se pierde de vista la costa, nos ayudamos de la astronomía, pero cuando está nublado, no se tiene ninguna referencia para la navegación.

La búsqueda de un sistema de orientación en alta mar en cualquier circunstancia condujo a la invención del compás náutico, con el que podemos establecer exactamente el rumbo que debe seguir el barco. Sin embargo, para estar seguros que siguen el rumbo correcto, los marineros combinan la lectura del compás con la interpretación de otros elementos, como la carta de navegación o el indicador de la dirección o ángulo del timón.

El compás náutico, que debe estar siempre a la vista del timonel, se protege de las inclemencias del tiempo cerrado dentro de un mueble que se llama bitácora.

A partir de cierta época, los barcos incorporaron muchos elementos metálicos, que provocaban un funcionamiento irregular de la aguja magnética; para corregirlo, a la bitácora se le añadió una bola de hierro dulce (una aleación de acero con el 0,30 o 0,40 % de carbono) a cada uno de sus lados, que eliminan este magnetismo del entorno y devuelven al compás su efectividad. Las bolas son: la de estribor (el lado derecho del barco) de color verde y la de babor (el lado izquierdo) de color rojo.