
Antiguamente, en el canal del Garona se utilizaban varios tipos de barcos de madera y de remolque para el transporte de mercancías y pasajeros: barcas, coutrillons, sapines y automates (barcazas). Para el transporte de pasajeros se utilizaban barcazas postales, que posteriormente fueron sustituidas por barcos de vapor. En la década de 1980, el turismo fluvial dio un nuevo impulso al canal. La navegación, que antes era comercial, se convirtió en una actividad de ocio. Se acondicionaron puertos deportivos para acoger a los navegantes.