No hay muchas joyas que necesiten de 5 personas para abrazarlas. El castaño de Ramil tenía ya 300 años cuando el primer gallego desembarcó en la tierra prometida, paraíso de soñadores, América hermana. Tiene 8 metros de envergadura, y más de 8 siglos de historia reposan en sus raíces, profundas, sabias, inmortales. Sobrevive a todo y a todos. Dentro de su tronco está toda la verdad. El castaño de Ramil sabe la verdad. Historia viva del Camino y del paso del tiempo.