Es necesario reconocer una vez más el esfuerzo del Instituto de Estudios Miñoranos por documentar un patrimonio arquitectónico tan antiguo. A esta comarca llegó en 1493 la carabela Pinta con la gran noticia americana; pues más de cien años antes de este acontecimiento ya estaba en pie la casa de Sueiro Iáñez, uno de los tesoros del Nigrán de tierra adentro.
La propiedad sufrió muchas modificaciones en el interior pero conserva muy bien el portalón blasonado. Este elemento de la casa es de inspiración barroca, con acabados piramidales con bola y que son sostenidos por un arco de medio punto en el que se emplaza la puerta. Ahí está situado el escudo de la familia Piñeiro. En otra edificación anexa encontraremos el escudo de la estirpe de los Araúxo. El cruceiro, elemento repetido en el entorno de los pazos de esta época, es posterior, el año 1583.