Avanza unos pasos y traspasa este arco germánico de herradura, sustentado sobre dos columnas de fuste liso y capiteles de estilo corintio. Pasarás bajo 21 dovelas de piedra que no se movieron en 1.600 años, a pesar de las constantes intervenciones y modificaciones arquitectónicas hechas en el resto del edificio durante siglos, desde los tiempos en que los suevos dominaban este espacio geográfico de la Península. Es lo que queda de la vieja iglesia de San Juan, uno de los contados edificios que se conservan en Galicia de la arquitectura germánica.
Sobre este monumento se iba a construir una iglesia moderna en el siglo XX, pero resultó providencial la iniciativa del arquitecto, el famoso Antonio Palacios, por preservar el patrimonio (ahora está protegido como Bien de Interés Cultural) y trasladar el proyecto del tempo votivo del mar unos metros más arriba, como se puede observar y como nos recuerda el Instituto de Estudios Miñoranos en su obra "Maravillas del Patrimonio de Nigrán", la más importante selección y descripción del patrimonio arquitectónico hecha en este municipio