Es fácil viajar en el tiempo viendo estas rocas e imitando las sensaciones de los primeros nativos, los primeros vecinos del Nigrán de hace 5.000 años. Si esperas por los últimos rayos de sol, podrás observar mejor los relieves hechos en la piedra. Aquí pudo sentar sus posaderas el padre de todos nosotros, con nuestros rasgos del carácter. El hombre prehistórico grabó en estas piedras varios podomorfos (pies, manos), dibujos concéntricos y molinos rupestres. Los que se quedaron sentados, viendo las olas del mar y las Islas Cíes, crearon la morriña. Los que se alzaron ante el mismo mar que tú estás viendo, se hicieron marineros. Se diría que la posterior Gallaecia recogió esta manera de relacionarse con el mar.
En la costa de Nigrán existieron numerosos asentamientos prehístóricos que van desde la primera línea de costa (aunque el mar estaba más lejos que en la actualidad) hasta las cumbres de la comarca del Val Miñor, en la que se encuentran numerosos petroglifos -puramente ornamentales o de molinos de piedra- como éste de Penisas Pequenas, en la península de Monteferro.