Los petos de ánimas son una de las manifestaciones materiales del culto a los muertos, de la devoción de las ánimas. No deja de hablarnos de las ideas muy profundas en la mentalidad gallega sobre la vida y la muerte.
Afirman los historiadores y etnógrafos que el peto de ánimas surge después del siglo XVI, en la situación político-religiosa de la Contrarreforma, que es cuando aparece la idea del Purgatorio.
La finalidad de estos elementos populares es la de ofrecer ofrendas de todo tipo (flores, cera, patatas, maíz, pan, aceite ...), a las ánimas que no encuentran descanso en el Purgatorio, para que alcancen la felicidad en el Cielo. Una vez liberadas intercederán por quien hizo la ofrenda. También se daba dinero para que el cura lo administrara y dijera misas por los difuntos.
En este observamos un hueco de mampostería de cemento y ladrillo con verja de cierre del hueco donde se guarda, tras un cristal, una virgen de las Angustias con el cuerpo de Cristo muerto. La imagen tiene una policromía bastante basta. Hay visos de devoción pues vemos velas y flores.