Esta ruta al pico de Larla esconde un buen puñado de bonitas sorpresas. En este macizo se entremezclan el pastoreo, la siderurgia y el patrimonio cultural. A lo largo del recorrido el excursionista descubrirá vestigios de la industria minera que datan de la antigüedad (del siglo IV A.C hasta el siglo II D.C), aunque está actividad perduró hasta principios del pasado siglo. Además, a medida que avance en dirección a la cima se topará con rebaños de ovejas manex (raza local) que ayudan a mantener el paisaje de las montañas vascas. Esto y mas, en un entorno natural en el que no faltan, por su puesto, una fauna y flora locales con sus propias particularidades. Finalmente, merece destacar que incluso sin llegar hasta la cima, las vistas que ofrece el recorrido.
Partiendo de la plaza del frontón, tome la carretera en dirección a Satali. Tras 500 metros de subida, en una curva a la derecha, tome un sendero que verá enfrente justo después de un portón. Siga bordeando un bonito arroyo hasta llegar a un amplio sendero. Gire a la derecha y continúe con la ascensión, primero en un bosque y después en un brezal. Llegue hasta una borda en ruinas y siga por la derecha. El sendero continua por la ladera antes de volver a subir. Pase por al lado de un hermoso roble. Debajo y a la derecha verá otra borda en ruinas. A continuación, gire a la izquierda en una curva.
El camino continúa por una pendiente descubierta y llega a un antiguo redil rodeado de hermosos robles y castaños. Cruce este redil, suba unos metros a lo largo de una valla y gire a la derecha. Camine a lo largo de un muro bajo de piedra seca en dirección a los acantilados. Llegará a una pista que tiene que tomar hacia la izquierda. Entre de nuevo en otro redil mientras bordea los acantilados. Después de haber pasado la verja, deje pasar un sendero que va hacia una hermosa haya y continúe por el camino más amplio que desciende hacia los helechos y que poco más tarde se convierte en una pista.
Acérquese a otro redil, gire a la izquierda frente a un pequeño muro de piedras y tras caminar a lo largo de una vaya llegue a lo alto de una colina. Deje a un lado la pista descendente que tiene enfrente y tras haber pasado por un abrevadero gire a la derecha. Enseguida, a la altura de una bifurcación, tome la pista de hierba más a la izquierda que transcurre entre helechos. Siga bajando hasta llegar a un cruce. A partir de aquí, comienza el recorrido de ida y vuelta al puerto de Larrango, opcional pero muy recomendable.
Siga por la pista mientras bordea la vaya. El camino transcurre por un sotobosque hasta llegar a una nueva bifurcación. Tome la pista de la derecha que sube ligeramente. A continuación, pase por al lado de una borda que se encuentra en mitad de un prado. Continúe caminando a lo largo de la vaya y una vez que haya subido la cuesta gire a la izquierda. La pista sigue por un soto-bosque y pasa junto a un redil. Llegue a un cruce con otra pista y gire a la derecha cuesta arriba. Al final de la pista, disfrute de las vistas que ofrece el puerto de Larrango.
De marcha atrás para volver al cruce desde el que inicio la subida al puerto. Llegado a este punto, deje a su izquierda la pista que tomó en el tramo de ida y siga recto por un pequeño sendero de hierba que rápidamente se hace más pedregoso a medida que desciende. Incorpórese a una pista más ancha y siga de frente. Permanezca en esta pista principal durante una serie de curvas y después llegue a una carretera. Gire a la izquierda y encuentre enseguida una bifurcación en la que debe tomar la carretera de arriba. Siga esta carretera durante 1,8 kilómetros hasta llegar al pueblo y a la plaza del frontón.
Estos muros de piedra seca, utilizados antiguamente como corrales o cercados para los rebaños, atestiguan el uso de estas montañas por parte de los pastores desde mucho tiempo atrás. Hoy sustituidos por vallas de alambre de espino, estas ruinas de piedra son un importante refugio para los reptiles.
Gran rapaz carroñera muy presente en el País Vasco, el buitre leonado anida en el macizo de Larla. Suele construir sus nidos en cornisas donde alimenta a su única cría entre mediados de marzo y finales de junio. Cumple una importante función, ya que, elimina los cadáveres del ganado que muere en zonas de montaña.
El macizo de Larla albergó en su seno abundantes explotaciones mineras que datan de la antigüedad (del siglo IV a.c hasta el siglo II d.c), aunque está actividad perduró hasta principios del pasado siglo. La ausencia de árboles y la presencia aún visible de algunas de las infraestructuras mineras, son testigo de un pasado que se explica a lo largo del camino a través de diversos paneles informativos.
Las turberas son espacios naturales muy particulares que constan de una especial protección. Albergan en su seno una fauna y flora con características muy particulares. Entre otras especies, destaca por ejemplo la drosera, planta carnívora que ha desarrollado una estrategia realmente sorprendente con la que captura pequeños insectos para poder alimentarse. Las turberas están repletas de material vegetal más o menos descompuesto.
Amarillo
Trait - Balisage directionnel sur supports locaux
Bucle
De 3 a 4 horas
Agua punto
Instalaciones sanitarias
Área de picnic
Natural