En plena Guerra Civil, antes de sufrir exilio, lleva a cabo un genial gouache titulado Viento Sur (1937) que, junto con el Perro, resulta ser otra de las grandes obras de Quirós, no ya de esta etapa, si no de toda su trayectoria. Ya sabemos todos lo que supone el viento sur en Santander: las gentes se tornan más ariscas, las mentes se obtusan, lleva consigo el enorme peligro del incendio, arrastra la porquería hacia el interior de la urbe. Pues bien, Quirós pinta en esta obra una aislada silueta humana, unos objetos o elementos vegetales dispersos y la mar a la derecha. El suave y atractivo aspecto cromático- lumínico otorgado a la pequeña pieza, contrasta con los malos vientos que padecían en ese momento el artista y su entorno, con la posible intencionalidad otorgada por el gran artista.
Inmejorable colofón plástico en Cantabria coincidente con él es estallido del conflicto civil. Es la obra del mejor y más comprometido Quirós, invadido de un mundo de inquietas alegorías. Un grito y protesta contra la muerte y la guerra, contra la confrontación y el enfrentamiento, contra la destrucción y el olvido, contra la desolación y la anulación, inicialmente transportado por el carisma, visión y sentimiento de un poeta excepcional”